viernes, 14 de noviembre de 2014

La revolución del impreso. La prensa y el lenguaje político en la independencia

La revolución del impreso. La prensa y el lenguaje político en la independencia de Daniel Morán y Wilder Calderón es el resultado de varios años de investigación.
Trabajo sistemático, realizado entre bibliotecas, archivos, congresos, la docencia y las visitas de estudio, que resume las líneas directrices de la moderna historiografía de la historia política y cultural de la independencia.

El argumento central del libro señala que entre 1808 y 1814 se produjo una revolución en los impresos de alcances continentales. Revolución que implicó una profusión constante de periódicos, folletos, pasquines, sermones, hojas sueltas, manuscritos y múltiples soportes de información en las diversas arterias y redes de comunicación existentes en la época. Redes que alcanzaron la cúspide en una coyuntura de guerra, crisis y revolución. Pero que no necesariamente tuvieron su génesis en 1808 con la invasión napoleónica a España. Sino, como lo ha demostrado últimamente Claudia Rosas Lauro y Víctor Peralta Ruiz, a fines del siglo XVIII con la creciente politización de la población a consecuencia del impacto de la revolución francesa y las acciones rebeldes como la de Túpac Amaru. En otras palabras, el ciclo de movimientos revolucionarios del XVIII sembraron las bases de aquella revolución de los impresos en los tiempos de la crisis gaditana. Entonces, la revolución periodística del XIX en plena guerra de la independencia fueron el resultado de una politización inicial desde la ilustración limeña del XVIII y la invasión de Bonaparte a la península ibérica en 1808.
Como señaló, Humboldt, connotado científico y viajero de la época: en América la difusión de la prensa fue el resultado del período revolucionario y no, como sucedió en Europa, causa de la misma revolución. No obstante, es preciso indicar que la prensa del XVIII peruano era netamente ilustrada y científica antes que rebelde y contestataria.
Con la crisis de la península en 1808 se abrió una coyuntura de creciente politización y la ampliación de las redes de comunicación en toda América. Las noticias circulaban de Lima a Santiago y Buenos Aires, del Cuzco a la Paz y el norte argentino, de Buenos Aires a la banda oriental y el imperio portugués, incluso, las comunicaciones se hicieron bicontinentales traspasando las fronteras y propagándose por espacios antes inimaginables. Tal es el caso, por ejemplo, de la guerra de propaganda desatada entre la Lima fidelista y la Buenos Aires revolucionaria desde mayo de 1810. O, también, la intensa circulación de la correspondencia y la prensa de Nueva Granada, Caracas, Cuba, México y su impacto en América del Sur.
Con estos acontecimientos, antes la crisis hispana y la convocatoria a las Cortes de Cádiz, la prensa cobró una amplia difusión y una importancia crucial. Se fue dejando de lado la prensa científica para dar paso a la prensa ideológica y constitucionalista, más aún se crearon espacios para los periódicos críticos y contestatarios cómo El Peruano, El Satélite del Peruano y El Diario Secreto de Lima. Junto a estos periódicos circularon los impresos de la concordia (La Gaceta de Lima, El Verdadero Peruano, El Investigador del Perú, El Argos constitucional, El Peruano Liberal, El Semanario, El Clamor de la Verdad, El Pensador del Perú, etc.), relacionados con los intereses del virrey Abascal y la élite española y criolla de Lima. Todas estas hojas periodísticas marcaron la ruta de lucha por la legitimidad y la opinión publica en el Perú de las Cortes de Cádiz.
Por su parte, a partir de 1820 el panorama de la prensa se volvió más compleja y a la vez contradictoria, pues la lucha por la opinión se volvió encarnizada y conllevó necesariamente el conflicto político entre revolucionarios, realistas, patriotas, monárquicos y republicanos. Sobresalen entre esta prensa: El Triunfo de la Nación, El depositario, El Diario de Lima, El Semanario, La Gaceta, El Pacificador, El Sol del Perú, Los Andes Libres, La Abeja Republicana, El Tribuno de la Republica, El Correo Mercantil, Político y Literario, etc. Todos desde su tribuna política buscaron el poder y la legitimidad de su propia autoridad. La orgía periodística, en palabras de Jorge Basadre, se instaló con la república y sirvió como soporte de comunicación y fuente de toda legitimidad de los grupos de poder políticos. En síntesis, desde la prensa ilustrada del XVIII pasando por los periódicos de las Cortes de Cádiz hasta la prensa de la coyuntura sanmartiniana existió un proceso de politización de la población, un alto grado de circulación de la información y del discurso político y, a su vez, las complejas y cambiantes batallas por la legitimidad política. La prensa se convirtió así en un actor clave dentro del proceso revolucionario y un soporte escrito de los intereses de los grupos en el poder.
En ese sentido, este libro, compuesto por seis capítulos, cuatro de los cuales han sido publicados en revistas científicas del extranjero, desarrolla ese entramado y complejo mundo político de la prensa y sus canales, arterias y redes de comunicación.
El primer capítulo, la revolución del impreso, aparecido en el número 8 (2012) de la revista española Naveg@mérica, reflexiona la importancia teórica y práctica de la prensa y las redes de comunicación en la coyuntura gaditana. Se centra especialmente en cinco casos tipo que muestran la circulación, lectura, percepción e impacto del discurso político de la prensa en la sociedad peruana de las Cortes.
El segundo capítulo, Modernidad y tradición en una época revolucionaria, publicada en el número 41 (2010) de la revista colombiana Historia Crítica, indaga sistemáticamente las páginas y el discurso político del influyente periódico El Investigador del Perú entre 1813 y 1814. Explica el carácter local, social y cultural de este impreso y su increíble periodicidad en una coyuntura altamente cambiante.
El tercer capítulo, de carácter inédito, El Diario Secreto de Lima y su discurso disidente y clandestino, repasa críticamente el papel de la prensa prohibida en el periodo de la administración Abascal. Específicamente, su carácter contestatario a partir de su rechazo al despotismo, la vinculación con los revolucionarios rioplatenses, la imagen del papel de la plebe y el bello sexo y la educación popular.
El cuarto capítulo, también inédito, Nuestra feroz revolución y espantosa filosofía, muestra la relación y el impacto de la filosofía ilustrada de la revolución francesa en la formación de las juntas autonomistas en América y dentro del proceso de las guerras de independencia en el Perú y el Río de la plata. Se percibe el carácter cambiante y ambivalente en el lenguaje político y la utilización interesada de la filosofía francesa y la mutación semántica negativa o positiva del término de revolución.
El quinto capítulo, Viva la Constitución, difundida en el número 20 (2012) de la revista colombiana Historia Caribe, evidencia las celebraciones, el impacto y las contradicciones políticas en la instalación de la Constitución gaditana en el Perú. La carta se convierte en la panacea política de solución de todos los problemas del período. Y la reforma política capaz de quitarle rotundamente la legitimidad del poder a las acciones de los revolucionarios alucinados.
Finalmente, el sexto capítulo, Política y religión en la coyuntura de las guerras de independencia, publicada en el número 12 (2012) de la revista francesa Nuevo Mundo Mundos Nuevos, desarrolla un análisis sistemático del lenguaje político clave utilizado en la coyuntura de guerra y revolución en América. Términos clave como el de religión, Dios, Señor de los ejércitos, providencia, etc., incluso, la íntima relación entre el trono y el altar, es decir, la política y la religión, para la legitimidad del poder político en el Perú.

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