lunes, 7 de diciembre de 2009

La nueva Ley de Servicios Audiovisuales

Seguramente, desde el advenimiento de la democracia, no ha habido debate parlamentario más álgido que el de la nueva Ley de Servicios Audiovisuales, junto con el de las retenciones a las exportaciones agropecuarias.

Por absolutamente todos los medios se pueden ver, leer y escuchar posturas y opiniones de todo tipo.
Sin embargo, es difícil encontrar, tanto de un lado, como del otro, a quienes estén totalmente a favor o totalmente en contra de esta nueva Ley.
Por tal motivo, hemos entrevistado, a título de muestra, a personalidades de los medios, como Víctor Hugo Morales, Luís Majul, Liliana López Foresi y Daniel López, quienes están muy comprometidos con el tema, para que nos cuenten su postura en relación a cuatro puntos específicos: 1) ¿Cuales son, concretamente, los artículos que se deben cambiar de la llamada Ley de la Dictadura? 2) ¿Que considera que está bien y que está mal del proyecto presentado por el Poder Ejecutivo? 3) ¿Que puntos cambiaría o modificaría del proyecto presentado por el Poder Ejecutivo? 4) El Poder Ejecutivo, ¿Presenta este proyecto por que realmente cree que hay que cambiar la ley, por conveniencia o para perjudicar a los periodistas y/o grupos periodísticos que no sean afines con el gobierno, especialmente el Grupo Clarín? Para finalizar, consultamos a un especialista en leyes de medios, el Dr. Guillermo Herrera, docente del Instituto Superior de Comunicación Social - COSAL, titular de la cátedra Régimen Legal.
Víctor Hugo Morlaes, locutor, periodista, Radio Continental.
1) En primer lugar, la Ley de la dictadura inspira la sensación de control que querían ejercer permanentemente sobre los medios, pero de los aspectos más controversiales, y creo, además, que está el del paso del tiempo.
Es una ley de la dictadura, lo que no la hacía totalmente mala en los términos técnicos, no es que por ser de la dictadura sea totalmente mala, en consecuencia, de lo que se trata es de aggiornar a los medios de comunicación a esta otra época, independientemente de los aspectos que tienen que ver con el manejo que ellos autoritariamente impusieron con el manejo de los medios.
2) He hecho una especie de punteo sobre cada uno de los artículos, y la verdad es que no he encontrado ningún elemento demasiado preocupante.
Lo que a mí más me importa es que salten por el aire los elementos perversos que mucho peor que en la época de la dictadura nos enviciaron la vida periodística durante la democracia, particularmente durante el gobierno de Menem.
Lo realmente importante es que estallen los monopolios, particularmente el del Grupo Clarín.
Si veinte canales están en las mismas manos, hay veinte canales donde uno, si no concuerda ideológicamente con los propietarios, no puede trabajar.
En cambio, si hay veinte canales en distintas manos, hay veinte posibilidades de trabajar en distintas empresas.
Es importantísima la diversidad, de medios y de opiniones, para que podamos tener la sensación de que la democracia está protegida.
En estos momentos la ley, tal como la interpretó Menem en el artículo 45, ha permitido que una verdadera banda se lance sobre todo tipo de negocios parapetados sobre lo que llamamos libertad de expresión.
Una verdadera vergüenza que me indigna día a día desde hace muchos años.
3) Creo que se debería haber incluido la regulación de la pauta oficial.
De todas maneras, el tratamiento de la pauta podría hacerse por otros caminos, por lo tanto no dejaría de apoyar la ley por que no la contemple.
Para mí, eso sería lo único que le falta a este proyecto, que quedase bien claro algo de lo muy oscuro que hemos tenido, políticamente, en estos últimos años.
4) El empuje de esta ley es oscuro por parte de Néstor Kirchner, y es indudable de que se trata de una pelea, pero eso no es obstáculo.
El pero que se utiliza en estos casos no es obstáculo, la ley es buena y se ha conformado con el resumen de proyectos anteriores que lo que no contemplaban era que salten los monopolios.
Es verdad que el gobierno, tanto en Canal 7 como en todos los medios estatales, no va a querer gente que opine en contrario, de hecho mi presencia en canal 7 era insostenible, pero me da la sensación de que este gobierno va a ser cambiado, y este gobierno está trabajando, aunque no se de cuanta, para que los próximos gobiernos no estén sometidos a la extorsión, al procedimiento mafioso que ha implicado el ejercicio del periodismo a través de los monopolios en estos últimos años.
Nadie puede desconocer el inmenso poder de Clarín, nadie puede desconocer como lo ha utilizado, y nadie puede negar que se trata de una banda que hace negocios con el resguardo de la supuesta libertad periodística, a la que ellos le han hecho un enorme daño.
Luís Majul, periodista, América TV, Radio La Red.
1) La ley actual no tiene nada rescatable, en primer lugar porque fue hecha durante la dictadura, donde las leyes no eran dictadas por el Congreso, por lo tanto no tiene ninguna legitimidad, no hay discusión.
2) Lo único que tiene de bueno el proyecto del Poder Ejecutivo es la simulación del discurso que lo acompaña, el márketing, porque lo presenta como si fuese una ley para desconcentrar, desmonopilzar, democratizar, generar más pluralismo informativo, y en realidad, en el fondo, persigue todo lo contrario, porque más allá de lo que la ley diga e incluso, de cómo estén redactados algunos artículos, la idea de dividir el espectro en un 33% para privados, otro 33% para el estado y otro 33% para ONGs, viniendo de este gobierno, seguramente el 33% destinado a las ONGs será dados a amigos, más una parte del 33% destinado a los privados, y si a esto le sumamos el 33% manejado por el Estado, esto generaría un verdadero monopolio informativo manejado desde el Estado y desde este gobierno, con la "caja" y la pauta oficial.
El modelo que propone el proyecto del Poder Ejecutivo no es muy distinto, desde lo práctico, a lo que viene pasando en la Provincia de Santa Cruz.
Desde hace mucho tiempo, la inmensa mayoría de quienes formamos parte de los medios sostenemos que, evidentemente, tanto la información, como los dueños de los medios deben descentralizarse, deben democratizarse, pero este no es el camino, sino todo lo contrario.
3) Lo que me parece que debe quedar bien claro, y no está bien definido en el proyecto oficial, es la propiedad de los medios.
Por ejemplo, límites por regiones, como hay en países más adelantados como Canadá o EE UU.
No se si es demasiado o poco que haya un solo canal de aire o un solo cable por región, lo que si se es que tener un cable, un canal de aire, un diario y una radio de un mismo propietario en una sola región si es peligroso.
Por eso hay que tratarlo región por región.
Tampoco creo que sea justo sacarle de un zarpazo la propiedad de los medios a quienes se los dieron hace cinco minutos, porque eso es una aberración jurídica que va a terminar en cientos de juicios millonarios contra el estado que los vamos a terminar pagando todos los argentinos.
Eso debería modificarse si o si.
4) Creo que esta es una jugada de Kirchner para permanecer en el poder.
Yo no soy ingenuo, y por lo tanto me tengo que hacer las siguientes preguntas: Si este gobierno deseaba tanto modificar la Ley de Radiodifusión, ¿Por qué no lo hizo en 2005, cuando muy por el contrario renovó todas las licencias, entre ellos a los grupos América y Clarín? Si realmente quería ir contra los monopolios y democratizar y hacer más pluralista la información, ¿Por qué permitió la fusión, en 2007, entre Multicanal y Cablevisión? Si realmente se quiere democratizar, ¿Por qué no se puede debatir hasta que se agote el tema y no entre gallos y media noche porque están apurados para que la renovación del Congreso no les quite los votos que hoy tienen? A mi me enseñaron, desde que comencé en el periodismo, que no se pueden separar las decisiones políticas y ni si quiera las leyes del momento, las circunstancias y el contexto donde se aplican.
Yo no desconfío de una ley determinada, sino de las verdaderas intenciones del proyecto oficial.
Liliana López Foresi, locutora, periodista, Radio Del Plata.
1) La ley de la dictadura tiene todo objetable porque sencillamente, no es una ley.
Eso es una objeción básica que hace que 26 años después haya que revisarla.
Esa cuestión básica es la punta de la pirámide jurídica.
De ahí para abajo cualquier cosa resulta imprecisa.
2) Creo que en el Parlamento todo es discutible.
No me parece que uno tenga que objetar o apoyar todos los puntos.
Los 21 puntos nadie los puede objetar porque están basados en un tratado internacional que tiene fuerza de Ley, de modo que eso es inobjetable.
El resto es todo discutible parlamentariamente, y es así como debe funcionar.
Me parece bárbaro que se haya enviado el proyecto al congreso, me parece bárbaro que se discuta y que cada cual manifieste su postura.
Seguramente el proyecto es mejorable en muchísimos aspectos, y va a ser la discusión lo que lo va a enriquecer; de hecho, este mismo proyecto ya fue expuesto en el país, por eso me resulta extraño que toda opinión se vierta en estos momentos.
Me parece también bueno que se viertan en el Congreso, pero tanto lío por tener una Ley? Es curioso, y eso, leído en sentido político, es lo que más debería llamar la atención, y no porque se presenta ahora un proyecto, sino porque no se aprobó, en los últimos 26 años, alguno de todos los proyectos que se presentaron, que fueron varios.
En cuanto al proyecto en sí, seguramente debe tener muchísimos puntos buenos, muchísimos oscuros y muchísimos grises, pero los 21 puntos me parecen los más claros.
Los aspectos técnicos los reservo para la escucha fina de los partidos políticos, y creo que todos deberíamos prestar muchísima atención a eso, a la discusión en el Congreso, a la postura de los multimedios, a la postura de algunos periodistas de esos multimedios -a favor o en contra, me da lo mismo- pero poner la mirada en foco y escuchar atentamente para adentro.
Por supuesto estoy a favor de que se sancione y tengamos una nueva ley, porque sino, técnicamente, no la tenemos.
3) me parece que lo que sería necesario dejar bien en claro es que no se favorezca a ningún tipo de monopolio.
En este sentido, la explicación que da el oficialismos es que al dividir el espectro en un 33% para los privados, otro 33% para el estado y el 33% restante para las ONGs inhibiría, técnicamente, la formación de monopolios, pero esto también es discutible y me parece que ahí es donde más habría que poner la atención.
La propuesta del proyecto del gobierno me parece muy trabajada, y estoy segura de que hay otros proyectos excelentemente bien trabajados también, y quiero escucharlos.
Esto no es algo ni a favor ni en contra de lo presentado por el gobierno, pero insisto, quiero que haya una ley, y no me parece que haya que inducir a nadie a pensar lo uno o lo otro, sino que todos pongan muy bien la mirada en cada uno.
Me parece que este es un momento que pone realmente a prueba la democracia, porque el poder de los medios de comunicación es tal, y tanto, precisamente porque es en los medios de comunicación donde se dirimen todas las batallas políticas, entonces es un tema profundamente político.
Se necesitan voces y miradas distintas, esa diversidad sirve para enriquecer el pensamiento y estimularlo, cosa que no está ocurriendo.
Es una ficción pensar que si hay 35 diarios, y todos pertenecen al mismo sector, público o privado, uno esté informado.
Sea público, sea privado, si salen de la misma boca de expendio podríamos pensar, con toda probabilidad, y arrimándonos bastante a una certeza, que no estamos teniendo libertad ni derecho a la información.
4) Si yo fuese a revisar cada hecho político o social ocurrido en toda la historia de nuestro país, y pensara cuál fue la convicción íntima que lo estimularon, no se si podría tener una ley.
Lo que mueva y estimule a cada uno, realmente no me importa.
Los sentimientos de aquellos a quienes les pagamos todos los ciudadanos no me interesan en absoluto, porque en todo caso es de ámbito terapéutico o de ámbito personal.
Desde el ámbito de lo público, la intensión de venganza, enojo y demás, a mi no me tiene porque interesar.
Si ellos están enojados por algo, pues que se enojen.
Como ciudadana lo único que quiero es tener una ley, y lo más democrática posible.
Daniel López, locutor, periodista, Gerente de Noticias de Radio Continental.
1) En realidad, la Ley de la dictadura ha recibido muchísimas modificaciones, pero ha quedado perimida.
Desde lo tecnológico y lo profesional hay que reformarla, sin lugar a dudas, y el debate hay que hacerlo con seriedad, sin ese espíritu confrontativo, como se está haciendo, porque es una Ley demasiado importante como para sacarla, modificarla o resolverla como si fuera un Boca - River.
Hemos esperado décadas para que se perfeccione, y para perfeccionarla hay que hacerlo con seriedad y tranquilidad.
2) El proyecto presentado por el Poder Ejecutivo tiene, sin dudas un porcentaje de aceptación bastante elevado porque está creado sobre la base de proyectos que venían circulando desde antes, generados incluso por personas que estuvieron relacionadas con gobiernos democráticos anteriores.
El problema de fondo, creo que es más político que técnico, y en este momento de confrontación y enfrentamientos, se teme, claramente, que con un 33% estatal, un 33% comercial y un 33% para ONGs, este gobierno se quede con un porcentaje elevadísimo de las frecuencias.
Si al 33% estatal le sumamos el 33% destinado a las ONGs, que serán, seguramente para amigos del poder, más un porcentaje del 33% privado que ya está en manos de amigos del gobierno o, gente propia, que ha actuado como testaferros y se han quedado con frecuencias, vemos que más del 70% de medios quedará en poder del gobierno o de gente muy cercana a él, entonces el temor es de pasar de algunos monopolios que puede haber ahora a un enorme monopolio estatal que lo utilice para aferrarse al poder.
Algo que también me llama mucho la atención es que no se incluya en la Ley como se distribuirá la pauta oficial, que como sabemos, hoy está repartida de manera totalmente arbitraria.
3) Lo que creo que debe quedar bien en claro es que no haya un espada de Damocles sobre las cabezas de los nuevos licenciatarios a través de cualquier excusa, como podría ser la parte técnica o cualquier otra cosa, y que esto signifique tener que estar todo el tiempo hablando con cierto cuidado, con autocensura por miedo a que te quiten la licencia.
Creo que eso es fundamental para poder trabajar con una total libertad, tanto para los dueños de los medios como para los trabajadores, especialmente los periodistas.
Es necesario que haya un total y absoluto respeto de las garantías laborales de todos los trabajadores de todos los medios del país.
4) Creo que en el gobierno hay cierta convicción de modificar la actual Ley, y no tengo ninguna duda de que todo lo que se apruebe va a ser mejor de lo que hay actualmente, pero el gobierno también aprovecha, en su batalla con Clarín y en su revancha para con otros medios que cree que han sido críticos esta oportunidad.
Kirchner no soporta las críticas, y esto quedó evidenciado por un manejo de los medios que ya venía desde Santa Cruz y se reitera en el ámbito nacional, de tolerar muy poco las críticas, y eso es lo preocupante, que se tome a los medios como la verdadera oposición y se los quiera acallar o que se quiera tener un enorme porcentaje de la prensa oficialista y vayan quedando muy pocas voces que puedan señalar errores oficiales o denuncien casos de corrupción como ya ha ocurrido y que tanto molestan al gobierno.
Dr.
Guillermo Herrera, abogado especialista en medios y radiodifusión.
1) Más allá de que la Ley de Radiodifusión fue hecha durante el proceso y no por el Congreso, y la cuestión ideológica, porque dice que hay que luchar contra el comunismo y el terrorismo, uno de los aspectos más importantes que está mal es como se conforma el Directorio, que según la Ley dice que debe estar formado por integrantes de las Fuerzas Armadas.
2) En el año 2004, las radios comunitarias y varias ONGs plantearon lo de los 21 puntos para una ley de radiodifusión democrática, y lo que hace el Poder Ejecutivo es tomar esos 21 puntos y hacer una Ley basada en estos.
También como positivo la ley propone la realización de un ente regulador que funcione, cosa que con el ONFER nunca ocurrió, de hecho, en el CONFER siempre existieron interventores, y esta figura no cambia con la del primer interventor que hubo desde la misma época de la dictadura; sigue siendo alguien puesto por el Ejecutivo, que de alguna manera controla los medios.
El hecho de tener un organismo que cuente con un directorio que no sea puesto a dedo es un avance.
También hay cuestiones que son discutibles, y no están contempladas, como la TV por Internet, el triple play o la TV satelital.
En cuanto a los aspectos negativos que veo, es que se va a obligar los medios a poner un gran porcentaje de programación de producción nacional.
Más allá de la cuestión ideológica, no se especifica de qué manera se podrán financiar esas producciones.
Eso, la Ley no lo dice.
Otro punto importante es como se debería manejar la pauta oficial, que parámetros se deberían usar para su distribución, y esto tampoco está contemplado.
3) En realidad, el proyecto presentado por el Ejecutivo, a grandes rasgos me parece interesante.
Lo que habría que mejorar, fundamentalmente, es el tema del control.
El gran problema que ha tenido el COMFER en los últimos años es la falta de un adecuado control de los medios, y eso se debe a que el OMFER no ha contado con las herramientas para lo que ha sido pensado, y lo que no me termina de convencer es que salga la Ley pero que a la hora de controlar, la Autoridad de Aplicación no sea eficaz.
Para que eso no ocurra, habría que dotar al organismo controlador de personal y recursos adecuados para ejercer la función para la que fue creado como corresponde.
Creo que lo peor de la ley actual no es que sea de la dictadura, sino que no se cumpla, y no se cumple por que no existen los controles necesarios.
4) La relación que mantuvo Kirchner con la prensa en genreral, y Clarín en particular, ha sido de amor - odio, y en todas las relaciones de este tipo, o le das todo al otro, o le quitás todo.
Cuando Duhalde propone la figura de Kirchner, Clarín de alguna manera lo vio con muy buenos ojos, y en cierta forma, sin avalarlo pero también sin pegarle, lo fue posicionando.
De hecho, en el 2005, a través del decreto 527, le prorroga la licencia de Canal 13, y no creo que eso haya sido producto de que Kirchner, en un día iluminado, haya pensado en hacer algo para favorecer a los medios.
Esa es la parte de la relación amorosa con Clarín.
La parte del odio, no sólo con Clarín, sino con la prensa en general, comenzó antes del conflicto con el campo, y es durante este conflicto donde se llegó al peor momento, que sigue hasta hoy.
Y ahí es donde surgen mis dudas, porque el proyecto en si no es un proyecto malo, pero si tenemos en cuenta el momento y el contexto en que surge, hace pensar que lo que lo mueve es el problema de Kirchner con Clarín.
Pablo Dócimo

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