miércoles, 10 de julio de 2013

El alarmante nivel de la prensa peruana

> Gonzalo Cobo
Recientemente se difundió este reportaje sobre la educación en el Perú: Reportaje panorama.
Aunque aparentemente pudiera parecer que se nos hace un favor poniendo en evidencia el estado de la educación en el país, este reportaje no es sino un conjunto de prejuicios, falta de respeto y concepciones erradas acerca de la educación. Y en vez de informar a la ciudadanía, la confunde y desinforma.
Gonzalo Cobo ha escrito una nota sobre el tema que comparto porque estoy absolutamemte de acuerdo con lo que allí señala. La difundo para los interesados.



El alarmante nivel de la prensa peruana (por Gonzalo Cobo)
Cada cierto tiempo, los programas noticiosos nacionales colocan en el centro de sus preocupaciones a la educación peruana. El domingo 9 de junio el programa televisivo Panorama emitió un reportaje resaltando “el bajo nivel de conocimientos de los escolares”. No es la primera vez que un canal local hace un “destape” sobre esa “alarmante situación”, pero esta vez llama la atención el pésimo tratamiento que se le ha dado al problema. El reportaje difunde una visión tergiversada y defectuosa del aprendizaje, de la evaluación educativa, y de los factores que influyen sobre el desempeño escolar y ayuda poco o nada a superar los problemas del sistema escolar.
El equipo de Panorama recorrió diversos colegios entrevistando estudiantes y administrando entre ellos un cuestionario elaborado, según señala la conductora, por profesores de colegios primarios. El cuestionario, por lo que se puede apreciar, exige que los estudiantes recuerden información aislada y descontextualizada. El aprendizaje escolar, desde el enfoque plasmado en ese cuestionario, consiste en desarrollar la capacidad de recordar hechos, nombres, fechas, y realizar operaciones mecánicas con poco o ningún sentido. Asimismo, la formulación misma de los ítems presentados es sumamente defectuosa, porque no expresan con claridad la tarea que debe realizar el estudiante, ni la manera en que se considerará adecuadamente resuelta (ver, por ejemplo, los ítems que aparecen en el minuto 7 del reportaje, así como en el minuto 12). Resulta evidente que los docentes que elaboraron esa lista de preguntas tienen una concepción memorística del aprendizaje y, además, carecen de una formación elemental en evaluación educativa.
Los periodistas, además, pretenden que los escolares reciten “al vuelo”, en medio de una entrevista con cámaras en medio de la calle, respuestas a interrogantes como los “cuáles son los cuatro suyos” y “cuánto es 40 + 27”. Desde la perspectiva del equipo de Panorama, los estudiantes acuden a la escuela a paporretear información, y una muestra de que han aprendido exitosamente es replicar “la respuesta correcta” a la mayor velocidad posible. Ni siquiera una sola de las preguntas del cuestionario requiere un razonamiento, una inferencia, ni tampoco se presenta contextualizada dentro de una situación real. Estas damas y caballeros periodistas ni siquiera se han molestado en revisar al menos superficialmente el enfoque pedagógico y curricular que propone el Ministerio de Educación, que está muy lejos de identificar “aprender” con “memorizar”, y qué más bien pretende desarrollar las capacidades de análisis, razonamiento, lectura comprensiva, entre otras, que no se ven para nada reflejadas en el cuestionario que se administró para elaborar ese reportaje.
A pesar de estar supuestamente preocupado por la situación de la educación, el equipo de Panorama ni siquiera se ha tomado la molestia de documentarse adecuadamente. Aproximadamente en el tercer minuto del reportaje señalan que el rendimiento de los estudiantes peruanos ha sido notablemente bajo “de acuerdo al estudio de la Unesco” y, sin embargo, muestran datos de la evaluación PISA implementada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a pesar de que se jactan de ser “estrictamente precisos”. Cabe señalar que el enfoque del aprendizaje y de la evaluación de la prueba PISA es diametralmente opuesto al del “cuestionario” administrado por la gente Panorama, porque se centra en qué son capaces de hacer los estudiantes con los conocimientos desarrollados, y no busca que “regurgiten” datos descontextualizados.
Para completar la serie de prejuicios y falsas concepciones, poco antes del minuto once la periodista resalta que el cuestionario fue respondido por estudiantes “de escuelas pública”, como si la asistencia a un centro educativo del Estado fuera una condición de suyo desventajosa y pudiese explicar al menos parcialmente lo que el equipo periodístico considera “bajo rendimiento”. A los 10 minutos con 18 segundos la reportera pregunta “¿se nota que estos alumnos son de colegios estatales?” y el docente le contesta que sí, haciendo a la vez un gesto que expresa una valoración negativa de dicha condición, “estudiante de colegio estatal”. Otras condiciones que el reportaje asocia al bajo rendimiento es “vivir en la sierra” y “vivir en una zona rural”. Sin embargo, es perfectamente posible que un estudiante de colegio público y de una zona rural de la sierra desarrolle todo su potencial cognitivo e intelectual, siempre y cuando cuente con las oportunidades adecuadas.
No solo el reportaje analiza la calidad de la educación desde una perspectiva equivocada sino que, además, poco o nada hace por explorar cuáles son las condiciones que nos han llevado a una mala situación educativa. No informa sobre el bajísimo gasto público por alumno, no muestra que las condiciones laborales y remunerativas del docente han hecho que desde hace décadas esta profesión sea poco valorada socialmente y tenga serias dificultades para atraer gente talentosa y, por lo tanto, el trabajo en aula es en gran medida de baja calidad. No hay un esfuerzo de comprensión de la situación, sino un simple afán de generar escándalo.
Reportajes como el emitido por Panorama no ayudan a comprender la magnitud de la gravedad de los problemas de nuestro sistema educativo, ni nos dan una idea de las posibles vías de solución. No proporcionan a los padres criterios adecuados para juzgar los logros de sus hijos ni el trabajo de los docentes. Simplemente se cuelgan de la mala situación de nuestro sistema educativo para, de paso, seguir vendiendo la idea errónea de que la salida es acudir a una escuela privada, idea que ya ha sido desmentida en los hechos por los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes y por estudios realizados por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación.
Harían bien instituciones y centros de investigación serios como el Ministerio de Educación, el Consejo Nacional de Educación, el Grupo de Análisis para el Desarrollo, y las Facultades de Educación de las universidades más prestigiosas, en llamar la atención de la ciudadanía sobre la paupérrima calidad de estos “reportajes” y, más bien, iniciar un proceso de reflexión y propuestas serias sobre la calidad de nuestro sistema educativo y las vías posibles de solución.

Susana Frisancho
Ph.D. en Psicología del desarrollo por la Universidad de Fordham, NY. Magister en psicología y psicóloga educacional por la PUCP.

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