Reporteros sin Fronteras expresa su preocupación y consternación ante las amenazas de muerte recibidas por Fabrice Arfi, colaborador del sitio informativo Mediapart. Divulgado públicamente, el mismo día en que se confirmó que periodistas del diario Le Monde habían sido espiados en el marco del escándalo alrededor de la heredera de la firma Loreal Lilliane Bettencourt, (Imagen de: Pressenza Archivo)
Pressenza Paris,.- Este episodio constituye una señal mas de los deslices sumamente preocupantes que se producen en el entorno del aparato de Estado.
Francia - ¿República irreprochable?
“Espionaje de periodistas, robos sospechosos y ahora amenazas de muerte: ¿a caso ahora, los círculos cercanos al poder consideran esas practicas inaceptables, como legitimas para contrarrestar el periodismo de investigación? se pregunta la organización.
Hasta donde sabemos, es la primera vez desde hace muchos años que un periodista presenta una demanda judicial en Francia por amenazas de muerte”. El 31 de agosto 2011, Fabrice Arfi denunció ante la procuraduría de justicia de Paris, haber recibido “amenazas de muerte”.
El periodista, que llevaba investigaciones muy adelantadas sobre algunos temas muy sensibles, entre ellos los atentados ocurridos en Karachi, empezó a recibir en su teléfono celular, mensajes de contenido opaco que se volvieron amenazantes, el 2 de julio 2011, en vísperas de la publicación de la primera entrega de la encuesta que llevaba conjuntamente con Karl Laske sobre el vendedor de armas Ziad Takieddine.
Dichos mensajes provenían del teléfono celular de Pierre Sellier, fundador y presidente de la sociedad de inteligencia económica Salamandre.
Ésta empresa, cercana a los círculos del comercio de armas y de la contra-inteligencia, tiene varios contratos vigentes con la presidencia de la República. Contactado por teléfono por Karl Laske el 5 de julio 2011, Pierre Sellier soltó una serie de amenazas muy explicitas hacia su co-autor: “Arfi lo voy a derribar(...) lo voy a masacrar (…) lo voy a desbaratar (…) lo voy a matar (…) tres balazos en la cabeza.”
Pese al carácter aparentemente impulsivo de esas declaraciones, el sitio Mediapart subraya que la actitud de Pierre Sellier tiene antecedentes.
En 2009, ya había hostigado a varias redacciones en el momento en qué éstas habían revelado en primera plana, los presuntos vínculos entre los atentados de Karachi y el financiamiento oculto de la campaña electoral de Edouard Balladur, quien en 1995 se había presentado como candidato rival de Jacques Chirac.
Reporteros sin Fronteras observa con especial preocupación que desde los círculos cercanos al poder convergen señales de una creciente intolerancia hacia los periodistas de investigación. El escándalo Woerth-Bettencourt sigue ilustrándolo con ejemplos particularmente graves.
Respecto a este asunto, el ministro del interior Claude Guéant confirmó el 1ero de septiembre 2011 que la Dirección central de inteligencia interior (DCRI por su siglas en francés) había procedido a “localizaciones de comunicaciones telefonicas, lo que no es lo mismo que escuchar conversaciones”. Según el diario Le Monde, el expediente abierto por “violación del secreto de las fuentes” permitió dar con dos telecopias emanando de la DCRI dirigidas al operador de teléfonos ORANGE.
En un primer momento, el 19 de julio 2011, la contra-inteligencia pidió a ORANGE las facturas telefonicas detalladas del periodista Gérard Davet antes de exigir dos días mas tarde, las de David Sénat, consejero tecnico del Ministerio de Justicia, sospechado de ser la “fuente” del diario Le Monde.
“Nuestras inquietudes se ven entonces confirmadas: tan sólo algunos meses después de ser adoptada, la ley supuestamente destinada a proteger el secreto de las fuentes ha sido pisoteada de forma despiadada por los servicios franceses de contra-inteligencia:
Y no fue para prevenir alguna amenaza a la seguridad nacional sino para proteger la cúpula del Estado de revelaciones incomodas” ha declarado Reporteros sin Fronteras. “Contrario a lo que le hizo afirmar en su linea de defensa, el poder sí desmenuzó las comunicaciones telefónicas de un periodista para llegar hasta su presunta fuente y no al revés. La violación del secreto de las fuentes periodisticas está comprobada y deliberada”.
Es adelantador constatar que por fin la justicia ha tomado cartas en este asunto. Sin embargo esta confirmación vuelve aún mas urgente revisar la ley sobre el secreto de las fuentes adoptada el 4 de enero 2010, para así definir y enmarcar claramente las excepciones y prever sanciones en caso de violaciones. ¿Para qué una ley si se viola impunemente tan pronto está involucrado un ministro de la República?”.
La capacidad de abordar los problemas candentes que implican el Estado y sus circulos cercanos es inherente a la existencia de un periodismo de investigación. Por ello, el escandalo Woerth-Bettencourt así como el curso dado a la demanda de Fabrice Arfi tienen valor de ejemplo. La justicia debe castigar estas practicas de intimidación indignas de una democracia antes de que se vuelven común y corrientes: Es grave que hayamos llegado hasta tal situación” ha concluido Reporteros sin Fronteras.
- pressenza.com
Francia - ¿República irreprochable?
“Espionaje de periodistas, robos sospechosos y ahora amenazas de muerte: ¿a caso ahora, los círculos cercanos al poder consideran esas practicas inaceptables, como legitimas para contrarrestar el periodismo de investigación? se pregunta la organización.
Hasta donde sabemos, es la primera vez desde hace muchos años que un periodista presenta una demanda judicial en Francia por amenazas de muerte”. El 31 de agosto 2011, Fabrice Arfi denunció ante la procuraduría de justicia de Paris, haber recibido “amenazas de muerte”.
El periodista, que llevaba investigaciones muy adelantadas sobre algunos temas muy sensibles, entre ellos los atentados ocurridos en Karachi, empezó a recibir en su teléfono celular, mensajes de contenido opaco que se volvieron amenazantes, el 2 de julio 2011, en vísperas de la publicación de la primera entrega de la encuesta que llevaba conjuntamente con Karl Laske sobre el vendedor de armas Ziad Takieddine.
Dichos mensajes provenían del teléfono celular de Pierre Sellier, fundador y presidente de la sociedad de inteligencia económica Salamandre.
Ésta empresa, cercana a los círculos del comercio de armas y de la contra-inteligencia, tiene varios contratos vigentes con la presidencia de la República. Contactado por teléfono por Karl Laske el 5 de julio 2011, Pierre Sellier soltó una serie de amenazas muy explicitas hacia su co-autor: “Arfi lo voy a derribar(...) lo voy a masacrar (…) lo voy a desbaratar (…) lo voy a matar (…) tres balazos en la cabeza.”
Pese al carácter aparentemente impulsivo de esas declaraciones, el sitio Mediapart subraya que la actitud de Pierre Sellier tiene antecedentes.
En 2009, ya había hostigado a varias redacciones en el momento en qué éstas habían revelado en primera plana, los presuntos vínculos entre los atentados de Karachi y el financiamiento oculto de la campaña electoral de Edouard Balladur, quien en 1995 se había presentado como candidato rival de Jacques Chirac.
Reporteros sin Fronteras observa con especial preocupación que desde los círculos cercanos al poder convergen señales de una creciente intolerancia hacia los periodistas de investigación. El escándalo Woerth-Bettencourt sigue ilustrándolo con ejemplos particularmente graves.
Respecto a este asunto, el ministro del interior Claude Guéant confirmó el 1ero de septiembre 2011 que la Dirección central de inteligencia interior (DCRI por su siglas en francés) había procedido a “localizaciones de comunicaciones telefonicas, lo que no es lo mismo que escuchar conversaciones”. Según el diario Le Monde, el expediente abierto por “violación del secreto de las fuentes” permitió dar con dos telecopias emanando de la DCRI dirigidas al operador de teléfonos ORANGE.
En un primer momento, el 19 de julio 2011, la contra-inteligencia pidió a ORANGE las facturas telefonicas detalladas del periodista Gérard Davet antes de exigir dos días mas tarde, las de David Sénat, consejero tecnico del Ministerio de Justicia, sospechado de ser la “fuente” del diario Le Monde.
“Nuestras inquietudes se ven entonces confirmadas: tan sólo algunos meses después de ser adoptada, la ley supuestamente destinada a proteger el secreto de las fuentes ha sido pisoteada de forma despiadada por los servicios franceses de contra-inteligencia:
Y no fue para prevenir alguna amenaza a la seguridad nacional sino para proteger la cúpula del Estado de revelaciones incomodas” ha declarado Reporteros sin Fronteras. “Contrario a lo que le hizo afirmar en su linea de defensa, el poder sí desmenuzó las comunicaciones telefónicas de un periodista para llegar hasta su presunta fuente y no al revés. La violación del secreto de las fuentes periodisticas está comprobada y deliberada”.
Es adelantador constatar que por fin la justicia ha tomado cartas en este asunto. Sin embargo esta confirmación vuelve aún mas urgente revisar la ley sobre el secreto de las fuentes adoptada el 4 de enero 2010, para así definir y enmarcar claramente las excepciones y prever sanciones en caso de violaciones. ¿Para qué una ley si se viola impunemente tan pronto está involucrado un ministro de la República?”.
La capacidad de abordar los problemas candentes que implican el Estado y sus circulos cercanos es inherente a la existencia de un periodismo de investigación. Por ello, el escandalo Woerth-Bettencourt así como el curso dado a la demanda de Fabrice Arfi tienen valor de ejemplo. La justicia debe castigar estas practicas de intimidación indignas de una democracia antes de que se vuelven común y corrientes: Es grave que hayamos llegado hasta tal situación” ha concluido Reporteros sin Fronteras.
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